domingo, 21 de marzo de 2010

El de la reunión con los amigos...

Esta semana se armo el plan de ir a platicar y cenar con mis mejores amigos, que también son mis mejores amigos de la universidad.
Debo de admitir que al principio no quería ir!... si... es cierto. ¿Por qué? Creo que esto de la búsqueda de trabajo me pone mucho a la defensiva pero sobretodo no me permite ver las cosas con claridad. Sabía que el tema de "y tu...¿ya conseguiste trabajo? ¿cómo vas? ¿cuánto tiempo llevas?" iba a salir en algún punto de la conversación y eso me aterraba. Me aterraba el tener que dar explicaciones, el tener que contar el porqué después de meses sigo desempleado y sobretodo el sentirme vulnerable. Probablemente se deba también a la presión que siento de todos (aún cuando nadie me lo dice e incluso nadie lo piense) o quizá a las expectativas que yo mismo he creado con respecto a lo que debo ser o lograr.
El caso es que si fui a cenar con ellos y fue absolutamente todo lo contrario a lo que estaba esperando. Por supuesto que salió el tema (y más temprano de lo que esperaba) pero todo fue compresión y ánimos de seguir adelante.
Lo peor de todo es que no me explico porque me hice ideas tan alejadas a la realidad si con mis amigos son los que puedo hablar libremente, con los que comparto muchas cosas y de los que jamás esperaría algo negativo.
Es esta cabeza mía que muchas veces me vuelve loco, me hace desvariar y actúa en mi contra.

martes, 16 de marzo de 2010

El del otro trabajo que se fue...

Hoy, al igual que hace unas semanas, me quede a nada de conseguir trabajo. Misma situación, últimos candidatos y en la última entrevista que tuve sentí que me fue muy bien, es más, podía asegurar que me había quedado (esto inevitablemente llevó a que mi mente volara, a que ya me hiciera trabajando ahí, imaginando situaciones, mi primer día, etc etc) y así como el viento se lleva las palabras, también se llevo esta oportunidad de trabajo.
La última persona que me entrevisto, y la que hubiera sido mi jefa, me dijo como retroalimentación que estaba sobre-calificado para el puesto. ¿A qué se refiere? No lo logro entender. No tengo mucha experiencia y por lo que me comento sobre la vacante creo que era muy capaz de hacer las actividades que requería el puesto, pero ¿sobre-calificado?.
En estos momentos estoy en shock, traumado e incredulo, todos a la vez.

martes, 9 de marzo de 2010

El de aprender a decir que no...

Qué problema es no saber decir "no". Generalmente esto me pone en situaciones indeseables y que no quiero hacer.
Por ejemplo, cuando alguien te pide que lo acompañes a algún lugar y tú no tienes ni ganas ni tiempo de hacerlo terminas diciendo "si" para no lastimar los sentimientos de esa persona. Me pasaba algo similar cuando hacía el servicio becario pues de repente me daban más trabajo del que realmente me daba tiempo hacer en las pocas horas que pasaba ahí, pero para no quedar mal o por simplemente no saber decir "no" decía que sí y entonces hasta trabajaba más horas de las debidas. O cuando una persona que ni siquiera es tu amigo, que solo lo has visto en tus clases y jamás te saluda te pide que lo ayudes a estudiar. Ahhhhhhhhhhhhhh como odiaba cuando pasaba. Situación similar me ha pasado en el trabajo, cuando alguien te pide que le eches la mano con alguna actividad y tu tienes mil cosas que hacer pero no puedes decir que no o en una entrevista, después de explicarme de que se trata el trabajo y que no me gusta nada, prefiero decir que si me interesa solo para que esa entrevista valga algo la pena.
Aunque he hecho esto toda mi vida, y de hecho me la paso diciéndole a mi hermano que el no sabe decir "no", creo que nunca fui consciente de ello. Fue un día en la universidad, cuando una maestra y amiga (con la que hacía el servicio becario) me lo dijo así sin más y entonces empecé a reconocer todas estas situaciones.
Y llegó el día en que dije que no. ¿Cómo explicar esta situación? Aún no lo tengo muy claro pero una amiga me pidió un favor y yo le dije que no, así, sin explicaciones ni choros. Creo que en ese momento no lo pensé aunque después de haberlo dicho, menos de un segundo después, supe que esto me traería problemas, simplemente lo supe. Y fue así. Digamos que me dejo de hablar o que me hablaba solo lo suficiente, estaba seria e indiferente. Después lo hablamos y se solucionó todo pero me quedó ese recuerdo muy grabado y probablemente por eso no he cambiado.
Todo esto me lleva a dos cuestiones importantes. La primera es la razón por la que hago esto y me vienen muchas razones a la cabeza: no tener valor, no poder soportar lastimar a alguien o mejor dicho, no soportar creer lastimar a alguien, ser visto como poco colaborador, sangrón o mala onda.
La segunda cuestión es que creo que la gente debería aprender a respetar nuestros "nos". A veces tendremos razones de no querer hacer las cosas o a veces no tendremos razones pero creo que si todos respetáramos lo que los demás deciden (no importando el lazo que tengan con nosotros) o si nadie se sintiera porque alguien le dio una negativa, entonces nuestras relaciones serían más honestas, comprensivas y menos llenas de mentiras.
La conclusión a la que llego es que tratamos con tanto esfuerzo de complacer a todas las personas que terminamos perdiéndonos en el camino. Preferimos estar bien con la gente que nos rodea en lugar de estar bien con nosotros mismos y hacer ese cambió requiere de mucho valor.
Finalmente llego al día de hoy. Tengo una entrevista mañana a la que no quiero ir. No me late, se que no es lo que me conviene o lo que quiero hacer y simplemente tuve que decir que si por no quedar mal con alguien. En ocasiones me odio por ser así y ahora mismo me pregunto porque no puedo cambiar. En fin, ¿Que mas puedo decir?

domingo, 7 de marzo de 2010

El de las no llamadas los fines de semana...

Creo que una de las mejores cosas que le pueden pasar a alguien que busca trabajo es que llegue el fin de semana. ¿Por qué? la respuesta es tan simple y sencilla: no tienes ni que buscar trabajo ni esperar llamadas telefónicas. La primera parte de la respuesta es muy obvia pues en la mayoría de las empresas (exceptuando claro esta las empresas esclavizadoras) descansan los fines de semana y por lo tanto no publican vacantes, por lo que no hay razón para entrar a las bolsas de trabajo.
La segunda respuesta es mas alentadora (para personas como yo) y he aquí el porqué. Cuando he buscado trabajo (y esta es la segunda vez que me pasa) me encuentro inevitable e irremediablemente esperando, ya ni siquiera dos o tres, una llamada para ir a alguna entrevista. Al principio esto no me pasaba pero después de salir o estar en otra parte de tu casa donde no oyes tu teléfono sonar y regresar y descubrir una llamada de un número que no está registrado en tus contactos y que luce como el de una empresa (con terminaciones de varios ceros por dar un ejemplo) es desconsolador, desesperanzador y hasta cierto punto hace que te enojes contigo mismo por no haber contestado. Una vez que descubrí esto tuve (y sigo teniendo) una manía incontrolable de tener en todo momento mi celular de lunes a viernes. Cuando me despierto lo tengo en mi buró, cuando desayuno está en la mesa, cuando voy a otro cuarto de mi casa lo llevo conmigo, cuando salgo a la calle lo llevo en la mano por si no oigo el timbre o no siento el vibrador. Lo único a lo que no he llegado es llevarlo conmigo al baño... jaja.. pero estoy seguro que si me llega a pasar seguramente hare algo para remediarlo.
El caso es que todo esta presión desaparece el fin de semana, siento tanto alivio que es como si por dos días me divorciara del teléfono, como si no existiera, como si no me causara ansiedad y como si mi vida, por solo unas horas, se liberara de la tensión de toda una semana, de esa piedra que cargo en mi espalda de lunes a viernes.
Ni hablar, se acabó el fin =( y el martirio empieza otra vez, no queda más que afrontarlo y tratar de verlo de la forma más positiva posible, al fin y al cabo solo faltan 5 días para el próximo fin.

martes, 2 de marzo de 2010

El de las pruebas psicométricas...

Atención psicólogos!!, necesito de una respuesta!
Pues para no variar (ya sé que este blog debería de llamarse a estas alturas algo así como el blog del desempleado o mejor dicho, del incapaz de conseguir un empleo) fui a una entrevista ayer a una empresa farmacéutica. Además de que me dejaron esperando como 40 minutos (literal) y de que se fue la luz a mitad de la plática, la entrevista fue muy rápida, casi no me preguntaron mucho de mi experiencia o de mi vida en general y cuando menos me di cuenta la entrevista ya había terminado y llegaba el momento de las pruebas psicométricas.
Me dieron 3 hojas en blanco, en una debía dibujar una casa, en otra un árbol y en la última una persona y además atrás de cada hoja debía redactar una historia sobre lo que había dibujado. Pues ahí me tienen dibujando una casa parecida a la de los Simpsons (y redactando una historia sobre cómo sus dueños la habían construido y sobre los momentos felices que iban a pasar ahí), un árbol con ramas y raíces (y escribiendo una historia super fumada, tendiendo a debraye, sobre que era un árbol del Tule y lo que había vivido los cientos de años que lleva en la tierra) y finalmente dibujándome a mi mismo con mucho detalle como me lo indico la reclutadora hasta con las costuras del pantalón (y para no volver a variar escribiendo sobre mi intercambio en Inglaterra). Una vez que terminé pasaron como 15 minutos para que la reclutadora regresara (tiempo que aproveche para ir al baño y caminar por un pasillo de la empresa) y yo, ilusamente creyendo que ya se había terminado estaba a punto de levantarme cuando me dio dos pruebas más, una Cleaver (10 minutos para realizarla) y otra para medir el coeficiente intelectual (20 minutos para realizarla)
Probablemente es la quincuagésima segunda vez que hago la prueba Cleaver y cada vez pongo algo distinto. Se me hace muy tonto tener que decidir si soy comodino en lugar de inconquistable o ser de hablar suave en lugar de temeroso de Dios. Siempre me confundo y estoy seguro que todas las veces que he hecho esta prueba los resultados nunca coinciden con lo que realmente soy. Para colmo, la hice super rápido pues quería tener más tiempo para la del coeficiente intelectual.
Pues empiezo la del coeficiente intelectual y algunas cosas (la mayoría, de hecho) tenían mucho sentido y las contestaba rápido pero había otras que o estaban mal redactadas o realmente mi cerebro no daba para más y no las comprendía. Fue tal mi desesperación que en una pregunta matemática que saco mi celular > menú > organizador > calculadora y que la resuelvo super rápido!! jaja.. que risa me dio. El chiste es que no termine de contestar esa prueba (me faltaron como 15 preguntas) y finalmente cuando regresó la reclutadora eso había sido todo y salí de ahi cansado mentalmente y prediciendo los resultados de mi DEficiente intelectual.
Y todo esto viene a caso porque me pregunto si todas estas pruebas en realidad sirven (especialmente las de personalidad). La respuesta con la que más me identifico es que no. No creo que una prueba como esas te digan cómo es la persona en realidad, como es su personalidad, sus valores, sus habilidades o sus intereses.
Tengo amigos que conozco de años y siempre estoy descubriendo algo nuevo de ellos, es más, creo que nunca terminas de conocer 100% a alguien. Lo que me gustaría conocer es el punto de vista de un psicólogo, ver en que basan la efectividad de estas pruebas y entender el porqué la gran mayoría de las empresas las aplican.