jueves, 15 de abril de 2010

El del día en que toque fondo....

Hoy fue uno de esos días en los que por más optimismo, ganas o positivismo simplemente no pude salir a flote, uno de esos días en los que tocas fondo y no sabes que hacer.
Todo empezó en la mañana cuando tras recibir un correo electrónico notificándome que no había sido elegido para una vacante "x" simplemente me desmoroné. Nuevamente estaba en la última etapa del proceso y así como vino así se fue.
Me pregunté (y me sigo preguntando en este momento) si algún día podré conseguir un trabajo que me guste, que me llame la atención o ya mínimo que trate algo de mi carrera. Hoy me pregunto si hay alguien en este planeta con esta misma suerte/karma/o destino, si hay alguien que realmente está calificado (y no lo digo porque sea un egocéntrico de primera o un presumido) y que por más que lo intenta no tiene trabajo o mejor dicho no creen conveniente dárselo, si soy capaz o tengo el perfil para trabajar en mercadotecnia. Hoy tengo tantas dudas, tanta desconfianza y tanta incertidumbre que se me han ido las ganas de seguir buscando trabajo.
Muchas veces culpo a las empresas, por no ver lo que les puedo ofrecer, otras veces culpo a este país con tan pocas oportunidades de empleo y otras veces más me culpo a mí mismo, quizá por no haber respondido bien en la entrevista, no haber sabido identificar lo que buscaba el reclutador o, y ya entrando en confesiones, no haber mentido sobre alguna pregunta o cualificación mía para hacerme ver mejor.
Ya no se qué hacer, lo peor de todo es que a veces me quejo de la presión de otras personas hacía mi pero en realidad me doy cuenta que soy yo mismo mi más exigente juez, aquel que no me permite equivocarme, fracasar o aquel que impone expectativas muy altas, tan altas que a veces parecería imposible alcanzarlas, ya ni se diga comenzarlas, aquel que ve un futuro muy ambicioso y un trabajo perfecto, aquel que reprueba todos estos meses de búsqueda fallida de trabajo y que provoca que me deprima y vea todo de color negro.
No cabe duda que muchas veces somos nosotros mismos nuestros más grandes enemigos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario