martes, 8 de noviembre de 2011

El de las llamadas a las 7, 8, 9 y hasta 10 de la noche...

Debería de estar haciendo en estos momentos un presupuesto de marketing de la marca qe presuntamente estaré manejando el próximo año y heme aquí.
En fin, hoy quiero escribir de las llamadas de los jefes fuera de las horas laborales, como la que acabo de recibir hace unos momentos, en realidad no la recibí, decidí revelarme y no contestarla. ¿Estoy mal... cierto?
Y es que todo esto empezó por la euforia cuando me cambiaron a uno de los negocios mas interesantes de la compañía. Me enganche tanto que termine contestando llamadas fuera del horario trabajo (ya ni digas urgentes...) y trabajando a deshoras.
Al principio no me molestaba, al contrario, para mi era un signo de que confiaban en mi y que me daban mas responsabilidades. Pero después de esa euforia vino la calma y ahora recibo llamadas que ya no quiero contestar y de las cuales el 95% son no trascendentales.
Se que debo hablarlo, aclarar que además del trabajo tengo una vida y que, aunque sean uno o dos minutos, esas llamadas me sacan de esas pocas horas en la tarde en las que para variar no tengo que pensar en el trabajo o en los tantos pendientes que tengo.
Por otro lado, temo que mi negativa de contestar las llamadas de mi jefe me haga ver poco cooperativo y más aún, que me haga ver como un malagradecido después de todo el apoyo que he recibido por parte de él. Creo que el hartazgo ha llegado a tal punto que mi jefe comenta que ya lo alucino y que no le quiero contestar el teléfono (aseveración no tan alejada de la realidad). No me mal entiendan, en verdad tengo toda la disposición pero en la situación actual en la que estoy creo que es sano desconectarme por algunas horas del trabajo.
Así que estoy aquí, decidiendo que hacer sobre este tema, que a decir verdad me hace ver como un tonto.
La solución ahí esta y nada más le doy vueltas al asunto. Anda JC, ve y habla



1 comentario:

  1. Lo mejor que puedes hacer es hablarlo así te evitas problemas a la larga, y debes de tener horarios, esto a veces pasa porque como dices la emoción del principio nos rebasa y permitimos o hacemos cosas que no nos corresponden y los demás s acostumbran

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